Poesía
Poemas forajidos
Cada minuto que pasa siento
que se pronuncia el abismo
entre tú y yo.
¿Quién ha propiciado este distanciamiento,
esta negritud que se tiende
como un túnel de incertidumbre?
¿Quién nos ha colocado en los extremos
de esta cuerda floja?
Y lo peor es que ni tú ni yo
estamos convencidos de este desastre.
Seguramente terceras personas
se están frotando las manos.
Lo que es un hecho es que todo quiero ser
menos un estorbo en tu vida.
Mírame como a un ave de paso.
Alguien que sólo deja una estela de viento.
Que menos que eso, soy.
Veme sin mirarme.
Óyeme sin escucharme.
Tócame sin sentir.
Quiero ser un incidente en tu vida.
Algo como una motita de polvo
que transcurre su existencia
sin llamar la atención de nadie.
A eso aspira mi rutina de todos los días.
A no ser nada para nadie.
Menos para ti.
Le pregunto al viento
que pasa a mi alrededor
por qué me dejaste.
Cierro los ojos,
y en mis oídos se filtra
el segundo Intermezzo
de Brahms.
Tuve la pasión en mis manos y la dejé ir.
Tuviste la pasión en las manos y la dejaste ir.
La mediocridad se quedó con nosotros.
Ayer te marqué dos veces.
Dijiste bueno, bueno, bueno.
Y colgaste.
Yo escuché tu voz
como se escucha el nacimiento
de un niño.
Cuando nada y todo está dicho.
Seguiste insistiendo y colgué.
Soy poca cosa para ti.
Como un pájaro sostenido
por una frágil rama.
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